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viernes, 22 de agosto de 2014

"Ucrania necesita el apoyo efectivo de la comunidad cristiana mundial", - Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana



El Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, Patriarca Sviatoslav, se dirigió a las Conferencias Episcopales católicas, líderes políticos y hombres de buena voluntad con motivo de la situación en Ucrania y las acusaciones de la Iglesia Ortodoxa de Rusia contra los grecocatólicos.

"Ucrania necesita el apoyo efectivo de la comunidad cristiana mundial y el apoyo de todas las personas de buena voluntad. En un contexto mediático plagado de propaganda les pedimos que evalúen criticamente la información. Necesitamos su oración, su discernimiento, su respaldo y acciones eficaces. El silencio y la inacción conducirán a una tragedia mayor ", se lee en la carta


A las conferencias episcopales católica
A los líderes religiosos y políticos del mundo 
A todos los hombres de buena voluntad

Durante nueve meses los ucranianos, han estado en una ardua peregrinación, desde el miedo post-soviético a la libertad y la dignidad que viene de Dios. Traumatizados por las Guerras Mundiales del siglo XX, los totalitarismos y genocidios pardo y rojo, ellos buscan una sociedad justa, un futuro democrático y europeo. Con paciencia, resistencia y gran sacrificio humano vencieron en febrero el régimen brutal de Viktor Yanukovich. Este triunfo moral fue contestado en marzo por la anexión territorial de Crimea a Rusia. Ahora, desde hace meses, en el país persiste la desestabilización apoyada desde el extranjero, el separatismo y la actividad terrorista en las regiones de Donetsk y Lugansk; en una palabra: la guerra. Trágicamente, como se puso de manifiesto en el derribo criminal del vuelo 17 de Malasian Airlines; el conflicto de Ucrania afecta a la comunidad global.

Todas las Iglesias y organizaciones religiosas de Ucrania se levantaron contra la violencia del régimen de Yanukovich, la anexión de Crimea, y la división del país. En la Plaza de Maydan durante meses, todos los días, y a cada hora de la noche, en oración común, insistieron en el respeto de los derechos civiles, la no-violencia, la unidad del país, y el diálogo. Esta armonía y cooperación civil, ecuménica e interreligiosa ha sido una importante fuente de inspiración moral y de cohesión social en Ucrania.

En la anexada Crimea y en la zona de guerra oriental, algunas de las Iglesias y comunidades religiosas han sido objeto de discriminación, soportando la violencia descarada. En Crimea los más expuestos han sido los tártaros musulmanes. La comunidad tártara en su conjunto está en peligro todos los días. Algunos de sus dirigentes han sido exiliados, excluidos de su patria. La existencia de ministerios grecocatólicos y católicos romanos, de parroquias ortodoxas del Patriarcado de Kiev y de la comunidad judía en Crimea ha sido amenazada de diversas maneras.

En abril la violencia fue instigada en el este de Ucrania. De acuerdo con las autoridades ucranianas cerca de 1000 personas, incluyendo periodistas internacionales y observadores de la paz, fueron secuestrados o detenidos; decenas fueron torturados o muertos. La operación antiterrorista lanzada por el gobierno de Ucrania se enfrenta a una agresión extranjera que coopta rebeldes locales y delincuentes criminales locales e internacionales. Como resultado de esto, hoy en día hay más de mil víctimas civiles en las ciudades densamente pobladas, con el creciente número de 50 muertes diarias o más, por no mencionar las 298 víctimas del vuelo MA 17. La infraestructura de las ciudades, incluyendo carreteras y puentes, subestaciones eléctricas, minas de carbón e instalaciones industriales, está siendo destruida para paralizar la economía y la futura reconstrucción que se convertirá en responsabilidad del Estado ucraniano. Cientos de miles de personas se han visto obligadas a huir de la guerra que fue arrastrada al corazón de las ciudades por los, así llamados, separatistas.

En medio de los horrores de la guerra, la pequeña minoría grecocatólica ucraniana y católica romana experimenta la opresión en los territorios controlados por separatistas. Tres sacerdotes católicos fueron secuestrados: Pawel Witek y Wiktor Wąsowicz (católicos romanos), Tykhon Kulbaka (grecocatólico). El último fue mantenido en cautiverio durante 10 días y privado de la medicina que necesitaba. La residencia episcopal del obispo grecocatólico en Donetsk fue robada y clausurada, privándole de su cancillería y de toda la documentación. El patio de la catedral fue golpeado por el lanzamiento de cohetes de los "separatistas", dañando el edificio y las ventanas con metralla. El obispo y casi todos los sacerdotes grecocatólicos se vieron obligados a abandonar los alrededores de Donetsk. Representantes del régimen separatista entraron armados en la iglesia y profanaron el santuario. Ellos "permitieron" a los sacerdotes permanecer y llevar a cabo los servicios, pero les impusieron restricciones de viaje. Los terroristas chantajean al clero con la amenaza de dañar a sus feligreses.

Más recientemente, el sábado 16 de agosto, el pequeño monasterio de las Siervas de María Inmaculada en Donetsk fue secuestrado y profanado. Las hermanas que con generosidad y humildad sirvieron a la comunidad y que estaban en un retiro de verano o en los campamentos de verano para niños fuera de Donetsk ahora no pueden regresar a su casa porque está siendo utilizada por los "separatistas".

Los protestantes son el objetivo de los grupos terroristas pro-rusos y han sufrido la violencia más grave: los dos hijos del pastor de la Iglesia Evangélica "Metamorfosis", Alexander Pavlenko, y dos diáconos, Victor Brodarsky y Vladimir Velichko, fueron sacados de un servicio religioso, torturados y asesinados por los terroristas. Sus cuerpos fueron exhumados en una fosa común en Slaviansk.

Por desgracia, los acosados grecocatólicos y católicos romanos, los fieles de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Kiev y los protestantes en el este de Ucrania están en un peligro aún más grave por la retórica de los líderes ortodoxos en Rusia, que se hace cada vez más similar a la propaganda de las autoridades políticas y los medios de comunicación rusos.

En documentos recientes emitidos en Moscú, en el nivel más alto de la Iglesia Ortodoxa Rusa, particularmente en una carta dirigida a los Primados de las Iglesias Ortodoxas, los grecocatólicos y los ortodoxos ucranianos del Patriarcado de Kiev, irrespetuosamente llamados "uniatas" y "cismáticos", respectivamente, son difamados. Son considerados responsables por el conflicto militar en el este de Ucrania y se les acusa de generar la guerra, especialmente la violencia contra el clero y los fieles ortodoxos, sufrida como consecuencia de las operaciones militares. Los líderes ortodoxos rusos difundieron la información difamatoria sobre los grecocatólicos y otras confesiones, poniéndolos en peligro ante los militantes separatistas que se identifican a sí mismos como guerreros de la Ortodoxia Rusa.

Rechazamos enérgicamente estas afirmaciones y acusaciones. El ejército ucraniano no está estructurado como una entidad denominacional. Por lo tanto, los capellanes de distintas confesiones sirven en la zona de la Operación Antiterrorista. Los capellanes no están autorizados a interferir en la vida de las comunidades religiosas locales. Las acusaciones de que los capellanes de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana han cometido actos de violencia contra los miembros de otras iglesias y grupos religiosos no son ciertas.

La tragedia que Ucrania está experimentando hoy en día, debido a la agresión militar, es una tragedia para todos los pueblos, para los creyentes de todas las religiones y todos los grupos sociales. Los edificios, iglesias y monasterios de todos los grupos religiosos y étnicos están siendo dañados o destruidos. El clero de todas las confesiones que ejercen su ministerio pastoral en las provincias de Donetsk y Lugansk y en Crimea ha sufrido; algunos de sus miembros han arriesgado sus propias vidas. Dos sacerdotes ortodoxos que fueron asesinados en la región se encuentran entre más de mil civiles muertos durante el conflicto y sus terribles muertes no están relacionadas con sus creencias religiosas. Ellos fueron víctimas accidentales de los bombardeos.

Oramos por todas las víctimas inocentes y por la paz en Ucrania. Y nuestra Iglesia está haciendo todo lo posible para traer la paz y aliviar el sufrimiento de los afectados por este terrible conflicto.
Ucrania necesita el apoyo efectivo de la comunidad cristiana mundial y el apoyo de todas las personas de buena voluntad. En un contexto mediático plagado de propaganda les pedimos que evalúen criticamente la información. Necesitamos su oración, su discernimiento, su respaldo y acciones eficaces. El silencio y la inacción conducirán a una tragedia mayor. El destino de Vuelo MA 17 es un ejemplo de lo que puede suceder si se permite que la actividad terrorista continúe.


+ SVIATOSLAV
Arzobispo mayor de Kiev-Halych
Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana
Fuente: http://risu.org.ua/

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